Datos del personaje

Trata de una pequeña niña de unos 10 años. Todo comienza con la muerte de su abuelo, el viaje de negocios de sus padres y la misteriosa casa de su abuela.
El primer capítulo trata desde los 10 años hasta los 15 de esta chica.
Imagen física de la chica, cabello color chocolate y ojos color caramelo, piel blanca como la luna, con una dulce y perenne sonrisa.
Es una chica que pasa de una monótona vida a una vida que en ocasiones, enloquece, enamora o incluso asusta. En fin, como la mayoría de las historias, pero esta es diferente, ¿por qué? Por que esta va a ser mi primera historia.

lunes, 10 de septiembre de 2012

Octavo Capítulo. ¿Qué me falta?.

Nico me miró a los ojos, tragó saliva y se dispuso a entrar al coche, en ese momento, como acto reflejo, me lancé a él, cuando quise darme cuenta, estaba en sus brazos. Los dos apoyados en el coche y Miriam y su padrastro mirándonos. Me sentía tan protegida... Ahora volvía a recordar, la noche en la que mi abuelo murió, el abrazo de mi padre, cuando estaba al borde del abismo, él estuvo ahí.
Me aparté de él lo suficiente como para mirarlo a los ojos, no tenía ninguna expresión, pero la nuez de su garganta no paraba de subir y bajar, y su mirada era distante. Con la voz temblorosa le pedí que no se fuera y el me contestó con un "si de mi dependiera..." en un apenas audible hilo de voz. No sé como en tan sólo un día le he podido coger tanto cariño, creo que me transmite tranquilidad, seguridad. A continuación posó un brazo en mi cintura y con la otra mano apoyó mi cabeza en su pecho, podía escuchar los latidos de su corazón, los mismo latidos que le daban vida, los mismos latidos que hacían ese dulce sueño una amarga  realidad. Terminó con un largo suspiro.
Mientras, Miriam hablaba con su padrastro, el cual quería, al parecer, meterlo a militar. O al menos eso nos explicó después Miriam.
-Señor, necesitamos a Nico aquí.
-¡Tú otra vez aquí, niñata! ¿No es que no querías saber nada de mí? ¿de mi manera de educar? Pues eso, lárgate con tu amiguita a tu nueva casa, ya demostraste que tu hermano no te importaba.
-Puedo cuidar de mi hermano y usted mismo sabe que estamos a la espera del juicio.-Mantiene Miriam con voz relajada.
-Pero cuando esté lejos de aquí no te importará, total, has pasado muchos años sin él, viviendo tranquilamente mientras él estaba aquí sobrellevando una vida que no le pertenece.
-Siempre será mi hermano.-Interrumpió Miriam
Tras unos instantes de incómodo silencio.-¿Sabes? no me importa lo que hagáis tu hermanito y tú, pero quitaros ya de mi camino, fuera de mi vista. Siempre habéis sido un estorbo, tú más que él a pesar de estar lejos.
Nico y yo tras escuchar aquello y ver nuestra situación nos separamos en el instante. Él volvió a coger su maleta y se dirigió a su hermana que lo esperaba con los brazos abiertos, creí escuchar un <<Gracias>>, ya me daban un poco de igual los modales de Nico, se quedaba aquí, con su hermana, conmigo.
Después nos dirigimos de nuevo a casa mientras el padrastro continuaba diciendo insultos y palabras mal sonantes, Miriam se limitó a hacerle un corte de mangas desde lejos, esta chica me cae realmente bien.
Por el camino me contaron que al parecer su padrastro maltrataba a su madre y a ella no le quedó de otra que escaparse de casa, dejando allí a un Nico vulnerable frente a un hombre abusador de su fuerza. Poco a poco éste se fue acostumbrando a las continuas palizas que le propinaba el último mencionado, al hecho de que siempre tuviera la culpa de todo. También me contaron que Miriam se había criado con los abuelos porque al morir su padre, su madre cayó en una gran depresión que le obligó a dejar el hogar de sus padres y a huir de su supuesta culpa y sus miedos, embarazada de Nico. Hacía unos cuatro años que Miriam descubrió que tenía un hermano y que comenzaba a tener contacto con su madre. Después de la escapada de esta, Miriam comenzó a luchar por la custodia de su hermano.
Cuando llegamos, la abuela nos esperaba tras la puerta. Tras una larga regañina por llegar tan tarde, que valió la pena, nos fuimos a dormir. Preferimos no contar nada por el momento, era tarde y mi abuela es demasiado sensible.

***

Tras desperezarme, abrí los ojos, dos sombras me observaban. Rápidamente froté mis ojos, Nico y Rafa, me miraban fijamente. Yo opté por darme la vuelta y los tres reímos levemente. Al parecer Rafa había venido de visita, algo que no agradó pero aguantó de mala gana Nico, este último quería darme las gracias por todo lo que habíamos liado en la madrugada. Obviamente se lo contamos todo a Rafa tras continuas insistencias de su parte. Al bajar a desayunar, noté que faltaba algo, un aroma, raramente empecé a sentirme con gran tristeza, añoranza. En el fregadero sólo encontré un pequeño platito de porcelana que no recuerdo haber visto nunca y unos jazmines secos. Sentí un gran vacío, pero no le di mucha importancia, quizás eran secuelas de acabar de despertarme.
Iba a salir de la cocina cuando se cruzó Rafa.
-Rafa, ¿tus tíos?. -Dije medio dormida mientras cogía una galleta de la mesa de la cocina.
-Volverán la semana que viene.-Contestó uniéndose a mi insípido desayuno.
-¿Qué tienes pensado hacer ahora por la mañana?
-Recibir mis clases.-Añadió algo risueño.
-¡¿Clases?!.-Lo había olvidado por completo. Dejé la galleta que acababa de coger en la mesa de la cocina y subí lo más rápido que pude para ducharme, en el camino encontré a Miriam y Cristian hablando, se les veía tan acaramelados... Que envidia, pero no los molesté, hacían una muy buena pareja. Me duche, vestí y peiné y aún estaban hablando. Así que tuve que interrumpirlos, teníamos que dar clase, así que... aunque realmente sólo lo hice por molestar.
-¡Buenos días!. -Dije alegremente.
-Buenos días.-Contestaron al unísono.
-Cristian, las clases...un domingo...
-Tienes razón, lo siento Mimi, tengo que dar clases a los chicos.-Dijo apagando toda esperanza por librarme de ellas.
-De acuerdo, yo estoy apunto de irme así que terminaré de arreglarme.
-¿Mimi?.-Dije cuando nos alejamos un poco de ella dándole un suave codazo a Cristian, este se limitó a mandarme a callar. Sin duda estos, si no estaban ya juntos, faltaba poco. Me entristece perder a mi primer amor, pero, en fin, se quieren y punto.
Bajamos, Rafa y Nico, peleaban. Parece que nunca podrían ser amigos. Cristian se lanzó sobre ellos y los separó. El dulce, nervioso y enamorado chico de unos segundos antes había desaparecido y en su lugar había aparecido mi serio y aburrido profesor. Después de las clases, ya olía a comida, había garbanzos, no me gustaban, pero prefería comerlos antes que discutir con mi abuela. Antes de comer quise arreglar el columpio así que me puse manos a la obra. Lijé un poco la madera y la barnicé. Después, me dirigí al salón, allí estaban todos esperándome para comer. Durante la comida tuvimos que contarle la situación de Nico a mi abuela (resumiento, quitando y adornando algunos detalles), ella sin apenas escucharnos aceptó que se quedara, parece que no soy la única que le ha cogido cariño, ese chico tiene algo especial. Aunque tampoco adora los garbanzos de mi abuela.
Después de hacer los deberes por la tarde. Tuve la necesidad de subir al desván para buscar algo, no era un objeto, era más bien... respuestas a una pregunta que no tenia clara pero que aún así me guiaba hasta allí. También en mi habitación había mirado en los cajones buscando algo, sabía que algo me faltaba, tenía la esperanza de que ocurriera algo, como un milagro o algo así. No tuve más remedio que bajar al columpio, me estaba hartando de buscar algo sin saber el qué. Empezaba a columpiarme cuando unas lágrimas salieron de mis ojos, que raro era todo, sentía que me faltaba algo, últimamente no dejaba de llorar. Al parecer mi cuerpo necesitaba algo pero mi mente no recordaba. La palabra <<PADRES>> cruzó mi mente, éstos murieron al poco de que yo naciera así que vi que era un poco absurdo llorar por algo que nunca necesité. De repente alguien me empujaba en el columpio, era Nico. Sin levantar la mirada del suelo comenzó a hablarme.
-Clara, no llores.-Dijo apenado, como intentando no culparse. Pero de qué tendría culpa si ni yo misma sabía por qué lloraba.
-Es que no sé que me pasa, no puedo parar.-Contesté con clara ignorancia.
Él no dijo nada. Sin esperarlo, mi abuela nos llamó para cenar, pero Nico no cenó. Estaba tan raro como yo, sentía como que compartíamos la misma burbuja. Cuando me dirigía a su cuarto, el de Mimi, para intentar ayudarlo, sólo la encontré a ella. Nico se había ido a casa de Rafa, quizás si sean amigos después de todo. Iba a salir del cuarto, cuando...
-Clara, creo que te llevas muy bien con Cristian, y bueno, a mí...-Dijo Miriam muy colorada.
-Te gusta. Y tú a él.-La interrumpí.
Ella sólo agachó la cabeza.-¿Tú crees?.-Susurró ilusionada.
-Si que te pareces a tu hermano.-Dije entre risas.
-No conoces a mi hermano.-Añadió con un hondo suspiro.
-¿Por qué lo dices?.
-Por que ni tú, ni yo lo conocemos.
-¿Cómo?.-Ahora que lo pienso, tiene razón, la única persona, viva, que podría conocerlo se fue.
-Nico es mi hermanastro, él aún no lo sabe.-Tras esto quedé es shock ¿como?. Ella continuó.- Mi verdadero hermano lo tiene una de mis tías. Realmente, es una hermana que desgraciadamente no he podido conocer, cuando ella nació yo tenía 6 años y mi tía se la llevó. Al parecer tuvo una fuerte discusión con mis abuelos y no se le ocurrió nada mejor que llevársela. Sólo sé su nombre, Ana. Mi madre no se fue por depresión, se fue porque le había sido infiel a mi padre, teniendo así a Nico con el cual solo pude estar 3 años antes de que mi madre se lo llevara con ella dejando así a Ana y a mí en lo de mis abuelos tras la muerte de mi padre.

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