Datos del personaje

Trata de una pequeña niña de unos 10 años. Todo comienza con la muerte de su abuelo, el viaje de negocios de sus padres y la misteriosa casa de su abuela.
El primer capítulo trata desde los 10 años hasta los 15 de esta chica.
Imagen física de la chica, cabello color chocolate y ojos color caramelo, piel blanca como la luna, con una dulce y perenne sonrisa.
Es una chica que pasa de una monótona vida a una vida que en ocasiones, enloquece, enamora o incluso asusta. En fin, como la mayoría de las historias, pero esta es diferente, ¿por qué? Por que esta va a ser mi primera historia.

viernes, 7 de septiembre de 2012

Quinto capítulo. Extraños sentimientos.

Desperté, y empecé a pensar que todo había sido un sueño, pero sólo bastó dar la vuelta en la cama para darme cuenta de que no. Allí estaban, eso labios que robaron mi primer beso, esos labios tan tiernos, fríos y a la vez calientes, esos labios con sabor a Ron, esos perfectos labios con algunas heridas poco curadas, en esa perfecta cara, en ese perfecto cuerpo medio desnudo que estaba en mi cama, ¿Qué hacía allí?,¿Qué había pasado en la madrugada?. Me levanté sobresaltada y bajé corriendo a la cocina en busca de los demás. Pero no encontré a nadie, quizás aún estuvieran durmiendo, no me molesté en buscar, estaba sobresaltada, nerviosa y algo enfadada.
Decidí salir al jardín, empecé a recordar que de pequeña, lo veía enorme, reconozco que es grande, pero lo recordaba de otra manera, hacía ya tiempo que no salía al jardín, pero ahí estaba, mi fabuloso columpio, me lo hizo mi abuelo con una gruesa tabla y dos fuertes cuerdas atadas a un fuerte roble, desgraciadamente, la madera ya estaba un poco estropeada, por la lluvia, el sol y por que a mi abuelo no le dio tiempo a terminarlo. Así que decidí terminarlo por mí misma sería una buena manera de enfriar la mente. Subí a mi habitación, arropé al ocupa de mi cama casi sin mirar, aún me parecía extraño que un chico estuviera semi desnudo allí. Cogí ropa limpia y vieja para trabajar y fui al cuarto de baño, en la puerta estaba Cristian, por muy grande que fuera la casa, sólo tenía un cuarto de baño así que era casi imposible que estuviera libre ahora que había tanta gente merodeando por allí. Le conté lo que había pasado evitando la parte del beso, y él me explicó que lo perdonase, que realmente la tuvieron un poco ellos, ya que al subirme yo a dormir, el chico les contó todo lo que de verdad le había ocurrido.
-¿Cuál es la verdad?.-Interrumpí curiosa.
-Clara, eso te lo tiene que decir Nico.
-¿Nico?.
-Sí, lo creas o no, el chaval tiene nombre.-Me explica Cristian entre risas.
Yo me uno a él dándole un ligero golpe en el hombro. Tras esta pequeña pausa me siguió contando que como ya era mayor de edad le ofrecieron algún que otro vaso con alcohol pero Nico no sabe controlarse y se le fue de las manos.
-Pero se ve que es buen chaval, ¿te ha hecho algo?- Añade Cristian con algo de preocupación y curiosidad en los ojos.
-No, para nada.-Miento.
En ese momento, salió Rafa del cuarto de baño y entró Cristian guiñándome un ojo, al parecer Rafa lo había estado escuchando todo.
-Clara, si Nico te hace algo no te lo pienses y dímelo.-Dijo totalmente serio.
-¿Nos has escuchado?.-Improvisé una falsa sorpresa que creyó.
-No era mi intención pero es que habláis pegados a la puerta.
-Bueno, no pasa nada.
-Respecto a lo de Nico, te lo digo totalmente enserio, me da mala espina.-Dice cogiéndome por los hombros.
Yo sólo me limito a sonreír sinceramente, es un buen amigo.
-Me siento mal por haber escuchado tras la puerta.-Confiesa.-¿Cómo puedo recompensarte?.
-Rafa, que no pasa nada, que no me importa.- Flipo con este chico.
-Ya sé, esta tarde te invitaré a un helado en una cafetería cercana ¿de acuerdo?.-Añade pasando de mi respuesta.
-Está bien.-Creo que él también lo necesita, se ve algo distante, quizás por la mudanza.
Me sonríe con una sonrisa de esas que derriten con sólo mirar y se va. Después de que saliera Cristian, yo entré, me duché, y al llegar de nuevo a mi cuarto, unos pequeños nudos se me forman en el estómago. ¿Y si sigue ahí durmiendo?¿Y si se está cambiando? Cuando salí de mi cuarto la ropa que le había prestado Rafa estaba por los suelos. Por fin me atrevo a entrar, en el fondo es mi cuarto y el que sobra es él. Pero al entrar el ocupa ya no estaba. Terminé de peinarme y bajé las escaleras corriendo y algo enfadada.
-¡Baja sin hacer tanto ruido!.-Esa voz, poco familiar, venía de la cocina, cuando lo vi, pensé que era Rafa, pero me fijé mejor y no, era el ocupa.
-¿Qué ocurre? Es mi casa.-Dije levantando la voz más de lo que quería.
-Pero yo tengo resaca, así que te agradecería que no gritases y me dejases desayunar en paz.-Añade Nico en un tono sarcástico.
-Pues lo siento, pero me vas a contar quien eres y que haces aquí. Con todo detalle.-Digo sentándome a la mesa frente a él. Aún no puedo creer que haya cogido confianza tan rápido, concrétamente con este individuo.
-¿Por qué tendría que hacerlo?.-Dice con un claro "Déjame en paz" en la cara.
-Porque esta es mi casa, porque por culpa de la borrachera de anoche, te casi desnudaste en mi cuarto, te metiste en mi cama y me besaste.-A medida que hablo mi voz se va haciendo más aguda y baja, este chico me cae realmente mal.
Él sonríe victorioso como si tal cosa.
-¿Eso hice?admítelo, te gustó.
-¿Eres idiota?.
-¿Qué edad tienes? no eres tan fea.-Añade acariciándome la cara.
-Que te den.-Digo mientras me levanto y cojo un zumo de la nevera, no pienso desayunar con este energúmeno.
-Vale, pero baja la voz ¿quieres?.-Se muestra más relajado, incluso sonríe. Tiene una sonrisa bastante bonita, como si hubiera llevado aparato.
Tras un incómodo silencio, me decido a darle un vaso de agua fría. Él me mira extrañado pero después de meditarlo se lo bebe entero de un trago.
-Nunca he tratado a alguien con resaca.
-¿Tratado? No lo jures.-¡Encima! Madre mía espero que se vaya pronto.-Nico, me llamo Nico y gracias por el agua, Clara.- Finaliza con la voz más relajada y sin mirarme a la cara.Quizás no es tan malo, sabe mi nombre.
Me dispongo de nuevo a arreglar el columpio, para ello cojo algo de dinero y salgo a comprar los materiales.
Las calles han cambiado mucho, empiezo a dar vueltas por el pueblo, el cual no lo recordaba tan grande, hay bastante gente en la plaza, niños jugueteando por ahí, ancianos discutiendo por cosas irrelevantes y alguna que otra pareja cogida de la mano. No sé donde comprar los materiales y no sé como volver a casa, me he perdido en mi supuesto "minúsculo" pueblo.
Alguien me toca el hombro, yo rápidamente me estremezco.
-Clara, ¿qué haces por aquí tú sola?.-Es Rafa.
-Que susto me has dado, estoy buscando dónde comprar materiales para arreglar un columpio, pero me he perdido.
Rafa rompe a reír a carcajadas.-¿Cómo te puedes perder? Si esto es super pequeño.
-Llevo más de 6 años sin salir de casa de mi abuela.-Susurro.
Él se queda callado unos segundos.-Oh, lo siento, no lo sabía, te acompañaré.
Me cogió de la mano y comenzamos a andar por todas las calles. A medida que andábamos me voy dando cuenta de muchas cosas, muchas tiendas que conocía habían cerrado, en su lugar, unas nuevas habían aparecido. No recordaba a nadie del pueblo y ellos tampoco me reconocen a mí, incluso unos niños se nos acercan diciendo <<¿Eres extranjera?.>> no me había fijado, pero parece que llevo demasiado tiempo sin salir, mi piel es de un palidísimo blanco al compararla con la de Rafa.
-No, no es extranjera, es algo mejor, pero no os lo puedo decir, es un secreto.-Contesta guiñándome un ojo.
-Pero nosotros sabemos guardar secretos.-Añaden los niños haciendo el gesto de cerrar una cerradura en su boca y tirando la llave.
-Pues bien-susurra Rafa-ella es un ángel.
-¡¿Un ángel!?.-Grita uno de los niños del grupo.
-Shh si, y yo soy su guardián por eso vosotros no podéis decir nada ¿vale?.
-¡Vale señor guardián! ¡No diremos nada! ¡Adiós ángel!.-Gritan los niños mientras vuelven a sus juegos.
Nosotros retomamos nuestro camino entre risas.

No hay comentarios:

Publicar un comentario