Datos del personaje

Trata de una pequeña niña de unos 10 años. Todo comienza con la muerte de su abuelo, el viaje de negocios de sus padres y la misteriosa casa de su abuela.
El primer capítulo trata desde los 10 años hasta los 15 de esta chica.
Imagen física de la chica, cabello color chocolate y ojos color caramelo, piel blanca como la luna, con una dulce y perenne sonrisa.
Es una chica que pasa de una monótona vida a una vida que en ocasiones, enloquece, enamora o incluso asusta. En fin, como la mayoría de las historias, pero esta es diferente, ¿por qué? Por que esta va a ser mi primera historia.

sábado, 29 de diciembre de 2012

Décimo noveno capítulo.Día en la mansión.

Hace tres días que volví del hospital, en el momento en el que Nico me iba a explicar todo claramente, entró el médico y les pidió que salieran de la habitación. Me dormí, y al despertar, cuando quise pedirle explicaciones me dijo que todo había sido un sueño. No le quiero dar más importancia, tengo un extraño miedo a lo que me pueda decir.
***
Cristian nos contó que su familia tenía una casita en la playa, me vendría bien después de este pequeño susto, así que decidimos ir todos, pero antes iría con Rafa a tomar un desayuno y a hablar. Eran sólo las siete cuando alguien llamó a mi puerta y asomaron unos ojos marrones escondidos en un hermoso cabello dorado, era Rafa, tan madrugador como siempre. Me dijo que me esperaría en la sala. Sobre las siete y media, bajé y nos fuimos a desayunar a la cafetería que se encontraba a sólo dos manzanas. Hasta las ocho y media teníamos tiempo, hablamos de todo un poco, de la familia, los amigos... De tanto hablar, llegamos tarde, media hora exactamente. En casa no se encontraba nadie, ya que llamamos y llamamos, y nadie nos abrió. No teníamos llave, así que decidimos ir a casa de Rafa. Llegamos a una gran mansión algo alejada del pueblo, nos abrió la puerta un mayordomo, un tal Jorge. La casa era preciosa, gradísima, y con grandes jardines. Había muchos perros, gatos, ardillas... Así que no tardé en llenarme completamente de barro, a Rafa le gustaban mucho los animales y se manchó lo mismo o más que yo, esa faceta de él, me encantó. Serían las doce de la tarde cuando una doncella nos sacó refrescos al jardín y algunos bocadillos. Después de comer aquello, el césped invitaba a tumbarse encima, así que como era de esperar, me dormí.
Cuando desperté el sol me daba en la cara fuertemente, Jorge, el mayordomo, venía con un bañador y una toalla en mano. Le pregunté la hora, eran las cuatro de la tarde, y no le había dicho nada a mi abuela. Fui corriendo al interior de la casa, allí estaba Rafa, viendo la tele mientras comía un delicioso helado de chocolate.
-¡Rafa! ¡¿Por qué no me despertaste?!.
-Es que estabas tan bonita durmiendo, tan tranquila...
-¿Y cuándo llamo yo a mi abuela?.-Le interrumpí.
-Ya llamó ella y le expliqué la situación, mañana hay un autobús que va al pueblo donde está la casa de Cristian, lo cogeremos.
-De acuerdo...
-¿Helado?.
-No, estoy enfadada, tenías que haberme llamado.-Pero pronto terminaría mi enfado, ya que me delataron mis tripas.
-¿No dijiste que no querías?.-Dijo Rafa con una sonrisa traviesa.
-Cállate...-Susurré mientras le quitaba el bol de helado.
Minutos después entró Jorge a decirnos que todo estaba preparado, al parecer, Rafa le pidió que nos preparara la piscina.
Me preguntaba donde estaba la piscina, no la había visto, pero Rafa me cogió de la mano y me llevó hasta la mesa colocada en medio del gran jardín. Me explicó que la piscina estaba debajo de la casa, se llega a ella gracias a unas escaleras escondidas tras unas grandes puertas colocadas en el suelo. Después de coger los bañadores, comenzamos a bajar las escaleras, eran de pura piedra al igual que las paredes y el techo. Tenía algo de miedo, era el decorado perfecto para una película de terror, pero pronto todo se iluminó dejando ver una gran piscina cristalina. A su alrededor sólo había dos pequeñas casitas de madera, eran los baños donde posteriormente fuimos a cambiarnos.
En la piscina jugamos mucho tiempo, al fin y al cabo seguíamos siendo niños grandes. Cuando subimos para merendar, llamaron a la puerta. Rafa fue a abrir y se encontró con Nico y Ana algo angustiados, cargados con maletas y sudando.
Nos explicaron la situación, al parecer, cuando Nico se enteró de que nos quedamos atrás empezó a mirar los horarios de los autobuses, pero no había ninguno así que decidió venir haciendo autoestop. Ana, en cambio, al ver que Nico se había ido decidió irse con él.
Terminamos de merendar entre risas cuando Nico me separó de los demás y empezó a hacerme una especie de interrogatorio.
-¿Estás bien?.
-Claro, me lo he pasado genial, había perros, gatos, ardillas... y teníamos pensado ir mañana en un autobús.
-Y ¿por qué el engreído no ha llamado a su papi y os ha llevado?
-Porque sus padres no están ¿recuerdas?. Además, no le digas engreído.
-Pero lo podía haber llamado y que alguien se encargara de llevaros.
-Yo no querría...
-¡Ah! claro... Lo siento... Te he estropeado tu día de princesita...
-¿Princesita? Nico ¿qué te pasa?.
-¿Qué me pasa? él está enamorado de ti, enserio, ¿piensas que podría estar tranquilo si te dejara a solas con él?
-No te debería de importar.
-Clara... Yo... Yo...
-¿Tú? ¡¿Tú, qué?!.-Le interrumpí algo irritada.
-Yo... Yo ¡te quiero! pero a mis sentimientos no les das importancia, sólo te importan las riquezas de ese chaval ignorante, que nunca se ha visto envuelto en un problema. Siempre respaldado por sus padres...
-¿Piensas eso de mí?.
Parecía que iba a disculparse, pero lo único que hizo fue agachar la cabeza y dejar que me fuera. Pronto llegué al baño donde había dejado mi ropa, me vestí y como una ráfaga pasé por la sala donde estaban ellos y les dije que iba a la calle a despejarme.
Había pasado más de una hora, cuando quise darme cuenta, estaba en un barrio desconocido, cuanto había crecido el pueblecito, lo peor es que no tenía buena pinta, lo único bueno es que aún era de día. Escuché como si alguien me siguiera, pensando que era Nico, me dí la vuelta sin más pero no era él, era un adulto con una navaja en mano. Sólo se me ocurrió correr, porque precisamente no parecía que quisiera ayudarme. Por mucho que corriera, él corría más que yo, hasta que llegamos a un callejón. Por mi mente sólo pasaba la conversación que tuve con Nico, sus sonrisas, sus besos... No paraba de pensar en los demás, en lo que odio la soledad, en el miedo que tenía. El desconocido no paraba de arrinconarme y apuntarme con su navaja. Se me aflojaron las piernas así que caí al suelo y él lo aprovechó para intentar violarme. Comenzó a desabrocharme la blusa que llevaba, la poca fuerza y valentía que me quedaba la utilicé para forcejear en vano, ya que acabé con algunos arañazos. Pronto él acabaría en el suelo de un fuerte golpe, miré a los causantes, eran Rafa y Nico. Sin pensarlo dos veces me tiré a los brazos de Nico, Rafa quedó atónito. Yo no paraba de llorar y Nico me abrazó tierna, a la vez que fuertemente. Llegamos a la casa de Rafa y me explicaron que poco después de que yo me fuera ellos me siguieron, pero se perdieron, al escuchar los gritos me encontraron de nuevo.
***
Cenamos, aunque con pocas ganas después de aquello. Después no me podía quitar de encima a Nico.
-¿Estás más tranquila?.
-Sí Nico, no te preocupes, estoy bien.-Le dije mostrando una ligera sonrisa.
-Y ¿los arañazos?.
-Son sólo eso, arañazos, no te preocupes.
Se quedó unos segundos mirándome en silencio y se abalanzó en un intento de besarme pero se paró en seco. Quizás la circunstancia, quizás seguía enfadado conmigo.

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